
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
Edificada en la segunda mitad del XVI, es una construcción de planta cuadrada, con unos 7 metros de lado y una altura de 8 metros. Elaborados sus paramentos en sillares de piedra arenisca, puede distinguirse un aparejo distinto, que presenta almohadillado, en las tres primeras hiladas visibles, por lo que posiblemente esa parte del muro se corresponda con una fase constructiva anterior. La cubierta es de teja a cuatro aguas, con un alero de piezas cerámicas que combina hiladas de ladrillo, dispuestos a tizón, y tejas, en secuencia ladrillo, teja, ladrillo, teja. En el lado izquierdo de la fachada principal tiene adosada una fuente.
El acceso se realiza por el muro sur, a través de una portada adintelada, sobre la que hay un arco de descarga de medio punto, en cuyo centro hay un óculo ciego, abocinado en ambas caras y que constituye el único punto de iluminación del edificio.
El espacio unitario del interior está conformado por dos niveles, separados por una moldura perimetral a la altura del dintel de la puerta. El inferior no presenta enlucido, salvo pequeños restos de yeso en las esquinas y en la zona inferior del muro norte, dejando a la vista los sillares. En los enlucidos, ennegrecidos por el humo, se distinguen trazas de policromía esquemática. El nivel superior se cubre con bóveda vaída, de yeso, decorada con estucos geométricos, vegetales y pequeñas cabezas de querubines, de aire manierista.
El edificio sufrió importantes deterioros en su cubierta y bóveda durante la Guerra Civil, reparados en la década de los años sesenta de pasado siglo y, más intensamente, en 1993 y 2007.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002